martes, 10 de febrero de 2009

Una Visión Distinta

Hay tantas formas de ver las cosas, desde arriba, desde abajo, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de un ángulo, del otro, etc. Pero hay una forma que no cualquiera puede ver. A veces me pregunto: ¿será cualidad o desgracia? ver la vida de una forma en que no cualquiera puede ver las cosas como yo, con la imaginación, con el tacto, con los sentidos puestos al doscientos por ciento, sí, elevando los sentidos al máximo puesto que a falta de la vista, tengo que ver con los otros sentidos, como me ha enseñado la vida, he aprendido los colores a través de la combinación de los sentidos. El color rojo, lo creo por medio de una manzana, por el tamaño, la suavidad de su cáscara, el olor que tiene antes y después de darle una mordida, el jugo dulce que siente mi boca saciando la sed que ésta haya tenido. Mezclando todos estos factores mi mente crea el color rojo, o lo relaciono con la sangre que ha llegado a correr por mi cara por algún percance, cuando baja lentamente tocando mis labios da ese sabor peculiar, asociando el color con la sangre y con el dolor al mismo tiempo. De ahí saco los distintos tonos de rojos, el rojo suave y dulce como el de la manzana, o el rojo doloroso que viene de alguna herida sufrida. Otra forma que tengo de ver es asociando todo con sonidos, mi mente crea imágenes extrañas que describírselas sería imposible, es como si una persona me quisiera describir el color del aire o su forma. Para mí viento tiene una figura, el sol, el agua, el canto de un pájaro, influye mucho el sonido que haga el ave, pues su canto y su fuerza es lo que hace la figura en mi cabeza. El tocar un rostro me demuestra como es la persona, el escucharlo y notando los diferentes timbres y cambios en su voz, me describe realmente como es la persona, me ayuda a verla de otra forma, a analizarla a saber lo que piensa, sus intenciones y gran cantidad de cosas que las personas normales no distinguirían de ninguna manera.
Aprendes a ver el mundo desde otro enfoque, a ver la soledad, la tristeza, alegrías, sonrisas, carcajadas, etc. Todo tiene una figura, una textura, una forma. La mente crea escenarios, que para muchos pueden ser ficticios y para mí son reales, la vida me muestra otra verdad, la verdad de la mente, la de mis sentidos, hay tantas verdades en el mundo y no se llegan a dar cuenta, de las otras verdades, pues a veces el poder ver con los ojos, ofusca los otros sentidos, evitando dejarte ver las cosas como realmente son. De ahí aquel dicho de “todo depende del cristal con que se mire”